viernes, abril 08, 2016

Gisela Galimi: De su libro Memoria de la piedra. Textos Intrusos







Trasmutación

La piedra tiene memoria
de su estado anterior a roca.
El guano de los pájaros le recuerda
su esencia migratoria.
Muda busca,
honda que la remonte,
hombre que empuñe la honda,
dios, que trace el arco.



 Piedra

La piedra vive en el lago.
Tranquila vive,
indolora vive.
Agua de pozo el lago
pozo ciego
que no la ve
ni la acuna.
La piedra no es un pez
que pueda desovar en un lago,
necesita la corriente para ser viajera,
necesita un río donde desahogarse.

Un remolino al menos,
de los que ocultan la alegría
del salmo del agua
con intenciones
de flor de arena.


 Carta astral

Ella no tiene la culpa
las constelaciones se alinearon pétreas
en su nacimiento.
No tiene la culpa piedra
de la rigidez del miedo.

Sus moléculas rocas
arman coraza
para protegerla.
Pero adentro,
un corazón de lava
le clava
la duda. 


 De piedra o agua

¿Es la piedra lo que hace cantar el agua?
Esas preguntas simples
en las que no se piensa
hasta que llega la hora de decidirse:
agua o piedra.

¿En qué orilla me duermo?
¿Soy la que canta o soy el canto?
Soy la que raspa el grillo raspa sacar la nota.
¿Mujer de voz o arpa?
Agüita apenas
que busca caja de resonancia.

La gota se vuelve charco,
montaña canta la piedra
y yo errante entre esencias dispares.
Palabra sólo
y palabra no resuelta.


 En el altar del sol

En el altar del sol dejé
mi corazón de piedra,
tallado a pura vida
allá en lo alto
como una ofrenda ancestral
que es plegaria:
Que el corazón de carne sepa
seguir el camino,
se acelere la sangre,
busque el aire,
nubecita vuele,
que el cuerpo se le anime,
que el fuego sea
su última morada.



Perpetua

Si cada piedra fuera
el alma de un sueño muerto
mi montaña sería
la promesa de una fe dura,
inquebrantable,
indócil.


Sobre esta playa de guijarros parada

Pequeñas rocas, mis rocas, mi pasado.
Lento corazón de casa
que el amor ha estallado y pulido.

Ya no hay roca, ya no hay casa.

El corazón vive libre a la intemperie,
late, vuela, canta.
El muro que lo contenía ha caído hecho carne
todo es presente en esta playa de guijarros.

La arena no es fina y blanca
no es virgen de pisadas
no es azul el agua.
Es un paisaje que queda
tras la íntima pelea de la sangre.
El cielo es rojo,
roja el agua
verde la mañana.

Soy yo a pesar y por lo tanto
Ni grande, ni pequeña,

humana y peregrina.

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*Gisela Galimi (Lobos, Buenos Aires, Argentina). Estudió Periodismo (USAL), Maestría en Escritura Creativa (UNTREF).. Publicó: Claroscuro y Colorado (Tierra Firme), Para que nada cambie (Alción Editora) y Memoria de la Piedra (Textos intrusos). Coautora de Documentos de Comunicación Institucional (EDUCA). En 2010 obtuvo el subsidio del Fondo Metropolitano de las Artes, para su libro Protagonistas De La Cultura De Buenos Aires y Espectáculos 1810-2010"(Corregidor). Ganó el premio Givre a la Poesía Joven. Dicta talleres de escritura y es docente universitaria.




















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