martes, noviembre 30, 2010

Lispector: silencio

Agradecemos al poeta Carlos Dariel por este fragmento que publicó en su sitio de facebook:

"Te voy a contar ahora cómo entré en lo inexpresivo que siempre fue mi búsqueda ciega y secreta. De cómo entré en aquello que existe entre el número uno y el número dos, de cómo vi la línea de misterio y fuego, y que esa es una línea subrepticia. Entre dos notas de música existe una nota, entre dos hechos existe un hecho, entre dos granos de arena, por más juntos que estén, existe un intervalo de espacio, existe un sentir que es entre el sentir -en los misterios de la materia primordial está la línea de misterio y fuego que es la respiración del mundo, y la respiración continua del mundo es aquello que escuchamos y llamamos silencio."

De La pasión según G.H., de Clarice Lispector.

domingo, noviembre 28, 2010

viernes, noviembre 26, 2010

Michel Foucault: Retórica


(…) puede decirse que la retórica, tal y como se la definía y practicaba en la Antigüedad, es en el fondo una técnica que incumbe a la manera de decir las cosas, pero no determina en modo alguno las relaciones entre quien habla y lo que dice. La retórica es un arte, una técnica, un conjunto de procedimientos que permiten al hablante decir algo que tal vez no sea en absoluto lo que piensa, pero que va a tener por efecto producir en aquel a quien se dirige una serie de convicciones, que va a inducir una serie de conductas, que va a establecer una serie de creencias. En otras palabras, la retórica no implica ningún lazo del orden de la creencia entre quien habla y lo que éste enuncia. El buen retórico, el buen rétor, es el hombre que puede perfectamente y es capaz de decir muy otra cosa que lo que piensa, pero de decirlo de tal manera que, en resumidas cuentas, lo que diga –que no es ni que lo que cree, ni lo que piensa ni lo que sabe- será, llegará a ser lo que creen y creen saber aquellos a quienes él se ha dirigido. En la retórica se deshace el lazo entre el que habla y lo que dice, pero su efecto consiste en establecer una relación vinculante entre la cosa dicha y aquel o aquellos a quienes este se dirige.

*Michel Foucault. El coraje de la verdad. Fondo de Cultura, Buenos Aires, 2010

Basilia Papastamatíu: Poemas y presentación

Hoy, viernes 26 de noviembre tendrá lugar la presentación del libro Interpretación de la Historia, poesía reunida, de la poeta argentina Basilia Papastamatíu, publicado por la Editorial Letras Cubanas. Se realizará en la Biblioteca Nacional, Agüero 2502, a las 19, en la sala “Augusto Cortazár”. Hablarán sobre la obra: Liliana Heer, Luis Chitarroni, Eduardo Costa y María Victoria Suárez.


1
Me reconozco, de pronto,
sin haberme arriesgado todavía
con oídos sordos
y decidido a caer
huyendo del mundo atroz?

2
En alerta ante las apenas perceptibles vibraciones que
vienen del caos
para irradiar en el espacio una larga estela
un círculo de adormecidas estrellas (nuestra confusa
frontera)
sobre el ensombrecido paisaje
bendita geografía que nos aleja y nos pierde

3
Tanta furia y tanto gesto olvidado, tanto vacío y miedo
alrededor

Y nosotros, que persistimos y sobrevivimos
más allá de las cosas

4
Ahora somos, solamente, pensamiento
Expuestos a cavernosos sueños, arrancamos del muro
la imagen propia de nuestra habitual naturaleza:
esa oscura adhesión al destino

Cuánta vida empeñada y todavía sin comprender

5
Y tú andando solo y célibe por el resto de la tierra
atravesando todos los puentes
y empecinado en la salvación

6
Qué es lo que más duele:
el ser lo que somos sin querer serlo
en nuestra descabellada aventura humana?

7
Luz que lentamente declina
de conformidad con nuestra esencia, ahogados de
conformidad, con la amargura de los cuerpos conformes
y atragantados de placer

8
Tal vez no sea verdaderamente esto el abandono
Tampoco el desmoronamiento de las ideas
Ni la pérdida de lo terrestre

Pero nada le es comparable.


. Basilia Papastamatíu nació en Buenos Aires y reside en La Habana desde 1969. Es poeta, traductora y crítica literaria. Fundó la revista literaria Airón y es subdirectora de la revista La Letra del Escriba. Coordina el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar. Publicó los libros de poesía El pensamiento común, Qué ensueños los envuelven, Paisaje habitual, Allí donde, Dónde estábamos entonces, Espectáculo privado, Interpretación de la Historia , poesía reunida. El más reciente, Cuando ya el paisaje es otro, mereció el Premio Nacional de la Crítica en Cuba.

*Los poemas que se transcriben están incluidos en el libro Espectáculo privado.

miércoles, noviembre 24, 2010

Patricio Emilio Torne: Alma mater


Además de poeta y dramaturgo, artista plástico y melómano exquisito, Patricio Torne es el inspirador, motivador y generador de la movida cultural que tiene lugar en la ciudad de Villa Mercedes, provincia de San Luis. Este viernes 26 de noviembre, a las 19, en MU, Hipólito Irigoyen 1440, de esta Capital, presentará su nuevo libro de poemas, Perros, reelaboración en clave poética de sus experiencias como militante y preso político en la década del ‘70.


Han pasado veinticinco años desde aquel mayo de 1985, año de la llegada de Patricio Emilio Torne (Helvecia, prov. de San Fe, 1956) a la ciudad de Villa Mercedes, año además en el que se incorporó a las actividades artísticas y culturales de la Secretaría de Extensión Universitaria de la FICES (Facultad de Ingeniería y Ciencias Económico-Sociales. Veinticinco años de sostenida e intensa actividad, durante los cuales Torne ha organizado y llevado adelante con gran éxito, entre otras iniciativas: talleres literarios y de dramaturgia, muestras plásticas, conferencias de figuras destacadas del mundo de la cultura, charlas, debates, ciclos de lectura, recitales musicales, y representaciones teatrales. Hitos en la vasta trayectoria de Torne han sido la realización, en 1986, apenas salido el país de "los años de plomo", del Primer Encuentro Nacional de Poesía, del que participaron, durante varios días poetas de todo el país. También, la creación y dirección en 2001 y durante quince años, de La Zona, radio dependiente de la Universidad, uno de cuyos intentos fue subvertir el tradicional modo de conducir las radios universitarias de todo el país, y que llegó a ser parte fundacional, en la ciudad de Neuquén, de la Red de Medios Alternativos. Y el más reciente "Pretexto, ciclo de lectura mensual", que convocó, durante todo este año 2010, y bajo la consigna "un lugar para encontrarse desde distintas experiencias creativas", a artistas de la Provincia y de todos los rincones de la Argentina.
Fueron también estos veinticinco años de fructíferos resultados en lo que hace a la tarea creativa de Torne, quien cuenta con una obra de teatro escrita -Circus- ya representada; cinco libros de poemas editados -Órbitra de Endriago,1988; Helvecia y otros tópicos, 1988 -Premio de Cultura de a Nación-; Donde muere la lógica, 1992 -mención honorífica Fondo Nacional de las Artes-; Anacrónica, 2000, y Perros, 2010); y diversas muestras realizadas de su obra como artista plástico.
Mañana, jueves 25 de noviembre, a las 20, en Fedro Poesía, Carlos Calvo 578, y como parte de las actividades que llevará a cabo en la ciudad de Buenos Aires, Patricio Torne participará de una mesa de lectura. Al día siguiente, viernes 26, a las 19, en "Mu. Punto de Encuentro", Hipólito Yrirgoyen 1440, presentará su libro Perros (Ed. Revistas Callejeras), reelaboración, en clave poética, de sus experiencias como militante y preso político en la década del 70. Quienes asistan podrán comprobar cómo con un lenguaje despojado, preciso y riguroso, el poeta construye un texto donde conviven retazos de una memoria que, lejos de confinarse al pasado, intenta denodadamente pensar -y problematizar- este presente.

Peces del desierto

Presentación del Séptimo Número de la plaqueta Peces del desierto

El sábado 27 de noviembre, a las 17.30, en la Asociación Portuguesa, sita en la calle Belgrano 756, de la ciudad de Comodoro Rivadavia, se presentará el séptimo número de la plaqueta literaria Peces del desierto, plaqueta de poesía, de distribución gratuita, que reúne a una treintena de escritores y artistas visuales de la región patagónica.
En esta oportunidad, en la que el proyecto cumple dos años de ininterrumpida presencia en la ciudad y la región, se contará con la presencia de tres poetas editados en este número: Graciela Cros, de Bariloche; Jorge Curinao, de Río Gallegos; y Martín Colivoro, de Comodoro Rivadavia. Asimismo, Mauricio Sarmiento presentará el cuadro de danza “Camelo” y se presentarán cortos audiovisuales realizados por Florencia Nieto, Leonardo López y Maira Flores. También se contará con el acompañamiento musical de Chop Suey. Ilustran el número: César Barrientos (tapa), Romina Santos, Nuria Bolzán, Julieta Lastra, y Marisa Eylenstein.

martes, noviembre 23, 2010

Analecta Literaria: Francisco Madariaga

La revista "ANALECTA LITERARIA", en su sección de dossiers, un espacio de homenaje a poetas y escritores argentinos, latinoamericanos y españoles,ha publicado una selección de textos del poeta argentino FRANCISCO MADARIAGA. El dossier reúne material de gran interés, que Analecta irá publicando de manera continua, ya que se trata de una sección en permanente construcción.

PARA VER EL DOSSIER HAGA CLICK EN EL SIGUIENTE LINK:
http://dossierstematicos.blogspot.com/2010/11/francisco-madariaga.html

lunes, noviembre 22, 2010

Club Nueva Chicago: Departamento de Cultura y Educación



El Departamento de Cultura y Educación del Club Nueva Chicago -asociación civil fundada el 1 de julio de 1911- comenzó a funcionar con el armado de la Biblioteca Ofelio Vecchio, inaugurada en noviembre de 2000. A nueve años de su inicio, cuenta con un gran número de actividades.


Muy poco difundida es la importante tarea social y cultural que realiza el Departamento de Cultura y Educación del Club Nueva Chicago y que incluye la puesta en marcha de diversos cursos y talleres, el funcionamiento de la Biblioteca Ofelio Vecchio y la implementación de tareas educacionales, a través de diferentes convenios con instituciones educativas, como el Ministerio de Educación de CABA, la Universidad Nacional de Buenos Aires y de la Matanza, entre otras.

Detallamos a continuación el programa de actividades:

. Cursos y talleres

Yoga: martes y jueves de 14 a 15 y de 15 a 16.
Computación (Certificado oficial GBA, mayores de 18 años):
Miércoles y jueves de 18 a 19.30 y miércoles y jueves de 19-30 a 21.
Tango: Jueves de 18 a 20.
Teatro comunitario: Sábado de 15 a 19.
Danza árabe: Sábado de 15 a 19.
Adultos 2000-Secundario a distancia, título oficial
Lunes y viernes de 15 a 18.
Primaria para adultos y adolescentes, título oficial:
Lunes a viernes de 14.30 a 16.30.

. Biblioteca Ofelio Vecchio

Funciona de lunes a viernes de 16 a 20 en el Polideportivo. Cuenta con más de 4.000 libros. Está abierta a toda la comunidad. Préstamo domiciliario para socios. Allí puede consultarse el material bibliográfico y dispone además de acceso a Internet.

. Convenio con Ministerio de Educación de CABA

-Jardín Integral de Infantes Nº 7, D.E. 20.
-Supervisión de nivel inicial, D.E. 20.
-Centro de Formación Profesional Nº4 (gas, plomería, electricidad, computación, etc.).
-Programas de Adultos 2000.
-Proyecto de aceleración (para alumnos de escuela primaria).

. Otros convenios

-Facultad de Filosofía y Letras UBA.
-Facultad de Psicología UBA.
-Conabip (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares).
-Universidad Nacional de La Matanza.

. Integración con otras instituciones

-Red "De los pies a la cabeza" (Fundación El Futbolista -perteneciente a Futbolistas Agremiados).
-Encuentro de Departamentos de Cultura de Clubes afiliados a la AFA.
-Socios de Apaer y padrinos de la escuela 855 del Paraje Olla Quebrada y sus dos anexos, El Simbolar y Víboras Blancas, del norte de Castelli, provincia del Chaco.

Informes e inscripción
Lisandro de la Torre 2288, Capital Federal, de 18 a 20.
O por mail a: chicagonuevacultura@yahoo.com.ar

Basilia Papastamatíu en la Biblioteca Nacional



El próximo viernes 26 de noviembre tendrá lugar la presentación del libro Interpretación de la Historia, poesía reunida, de Basilia Papastamatíu, publicado por la Editorial Letras Cubanas. Se realizará en la Biblioteca Nacional, Agüero 2502, a las 19 hs, en la sala “Augusto Cortazár”.
Hablarán sobre la obra: Liliana Heer, Luis Chitarroni, Eduardo Costa y María Victoria Suárez.

*Basilia Papastamatíu nació en Buenos Aires y reside en La Habana desde 1969. Es poeta, traductora y crítica literaria. Fundó la revista literaria Airón y es subdirectora de la revista La Letra del escriba. Coordina el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar. Publicó los libros de poesía El pensamiento común, Qué ensueños los envuelven, Paisaje habitual, Allí donde, Dónde estábamos entonces, Espectáculo privado, Interpretación de la Historia , poesía reunida. El más reciente, Cuando ya el paisaje es otro, mereció el Premio Nacional de la Crítica en Cuba.

Libros: recomendaciones


A continuación, preparamos para ustedes una lista de libros de poesía recomendados por este blog. Vale la pena que los leas!


El naturalista, Alberto Muñoz
Ediciones en Danza (88 páginas)
Estas "piezas breves" -como las llama su autor- resultan de la invención de un ojo embaucador, engañoso como todo ocular que mira por su cámara aséptica: "un ojo que no encuentra la visión adecuada, un ojo que desea ver lo que desea ser, un ojo que busca en la infancia un objeto (un juguete de la memoria) guardador de la patria familiar". Alberto Muñoz (Buenos Aires, 1960) es, además de poeta, músico, dramaturgo y guionista.

Nada escrito, María Julia de Ruschi
Hilos Editora (109 páginas)
Poeta, ensayista y traductora, María Julia de Ruschi publicó, además, Polvo que une, Et amava, Artemis cantando, artemis, La mujer vacilante y Salir de Egipto. Recibió diversos premios y escribió numerosos ensayos sobre poesía.

Trilogía, Patricia Guzmán
Hilos Editora (61 páginas)
La crítica internacional ha distinguido en la voz de esta poeta venezolana (Caracas, 1960), tanto en sus poemas breves como en los extensos, resonancias de la literatura mística de Occidente. Trilogías es su séptimo libro editado.

Un brillo del no y otros poemas, Concha García
El sello Ediciones en Danza ha publicado Un brillo del no y otros poemas: se trata de una selección personal de los nueve libros de poemas editados por la reconocida autora española Concha García, radicada en Barcelona. Un centenar de textos (que además incluyen varios inéditos), prologados por la poeta argentina Diana Bellessi.

Robert Desnos: Tanto soñé contigo

Tanto soñé contigo que pierdes tu realidad.
¿Es tiempo aún de alcanzar ese cuerpo viviente y de besar en
esa boca el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto soñé contigo que mis brazos, habituados a cruzarse sobre
mi pecho al estrechar tu sombra, no se plegarían al
contorno de tu cuerpo, quizá.
Y que, ante la apariencia real de lo que me acosa y me gobierna
desde hace días y años, me volvería una sombra seguramente.
Oh balances sentimentales.
Tanto soñé contigo que ya no es tiempo acaso de despertarme.
Duermo de pie, expuesto el cuerpo a todas las apariencias
de la vida y del amor y tú, la única que cuenta ahora
para mí, menos podría tocar tu frente y tus labios que los
primeros labios y la primera frente venidos.
Tanto soñé contigo, tanto anduve, y hablé y me acosté con tu
fantasma que no me resta quizá, y pese a todo, más que ser
un fantasma entre los fantasmas y cien veces más sombra
que la sombra que siempre se pasea alegremente
sobre el cuadrante solar de tu vida.

*Robert Desnos (París, 1900-Terezín, 1945). Autor, entre otros, de los siguientes libros: La libertad o el amor (1927) y Fortunas (1942), Los tres solitarios (1947), Dominio público (1953). Murió en un campo de concentración checo.

domingo, noviembre 21, 2010

Camilo Blajaquis: Otra cicatriz inesperada

Caprichosa la muerte
siempre temprano se lleva a los necesarios
y acostumbrados los luchadores
a recibir golpes inoportunos,
salieron a la calle y los injustos temblaron

en esta maldita historia argentina
siempre lo popular es sorprendido
por dolores inesperados

tanto llanto no fue en vano
llegó como descarga eléctrica hasta el cielo
quien se puso a llorar también con el pueblo
que inundó las calles de lágrimas sinceras

porque aquí no se va ni un héroe
ni tampoco una futura estatua
con Néstor se fue la primera puerta
que nos llevó a otro escenario

merece que lo recordemos.
merece que lo sigamos valorando
merece que no lo hagamos solo un poster

ahora luchemos que quedó la llave
con la que seguiremos
destrabando los candados

Ni paso atrás señora presidenta
¡los poetas la defenderemos a pura poesía!

*Seudónimo de César González, poeta y director de la revista ¿Todo Piola? El poema que se transcribe fue extractado del diario Miradas al sur, del día de hoy, pág. 6.

sábado, noviembre 20, 2010

Néstor vive...

Esta hermosa foto fue sacada por la poeta rosarina Gabriela De Cicco, cuando estuvo en Buenos Aires.


Dylan Thomas: dos poemas

No entres dócilmente en esa noche quieta

No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,
porque sus palabras no ensartaron relámpagos
no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo
con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde
rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera
y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino
no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrante
cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros
rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo
maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
Rabia, rabia contra la agonía de la luz.

En mi oficio o arte sombrío

ejercido en la noche silenciosa
cuando sólo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todas sus tristezas en los brazos,
junto a la luz que canta yo trabajo
no por ambición ni por el pan
ni por ostentación ni por el tráfico de encantos
en escenarios de marfil,
sino por ese mínimo salario
de sus más escondidos corazones.

No para el hombre altivo
que se aparta de la luna colérica
escribo yo estas páginas de efímeras espumas,
ni para los muertos encumbrados
entre sus salmos y ruiseñores,
sino para los amantes, para sus brazos
que rodean las penas de los siglos,
que no pagan con salarios ni elogios
y no hacen caso alguno de mi oficio o mi arte.

Dylan Thomas (Swansea, Reino Unido, 1914-Nueva York, E.E.U.U., 1953)

(Traducción de Elizabeth Azcona Cranwell)

Parando la oreja...


Radio Nacional, FM Rock

Trabajo sucio, el único remedio contra la resaca con un fuerte compromiso con el delirio, la esquizofrenia musical que va del jazz al punk y mucha variedad. Tiene secciones de libros, discos, cine, series, humor con el agregado de bandas y solistas que se presentan en vivo. Conduccion y Producción: Nicolas Cobasky, Chapa y Hernán Muleiro.

Fuentes

La fuente, de San Juan de la Cruz
¡Oh cristalina fuente,
sí en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
...
La fuente de sangre, de Baudelaire

Creo sentir, a veces que mi sangre en torrente
se me escapa en sollozos lo mismo que una fuente.
Oigo perfectamente su queja dolorida,
pero me palpo en vano para encontrar la herida.

Corre como si fuera regando un descampado,
y en curiosos islotes convierte el empedrado,
apagando la sed que hay en toda criatura
y tiñiendo doquiera de rojo la Natura.

A menudo también del vino he demandado
que aplaque por un día mi terror. ¡Pero el vino
torna el mirar más claro y el oido más fino.

Tampoco en el amor el olvido he encontrado:
ha sido para mí un lecho de alfileres,
hecho para saciar la sed de las mujeres.


La fuente, de Rubén Darío

Joven, te ofrezco el don de esta copa de plata
para que un día puedas calmar la sed ardiente,
la sed que con su fuego más que la muerte mata.

Mas debes abrevarte tan sólo en una fuente,
otra agua que la suya tendrá que serte ingrata,
busca su oculto origen en la gruta viviente
donde la interna música de su cristal desata,
junto al árbol que llora y la roca que siente.

Guíete el misterioso eco de su murmullo,
asciende por los riscos ásperos del orgullo,
baja por la constancia y desciende al abismo
cuya estrada sombría guardan siete panteras:

son los Siete Pecados las siete bestias fieras.
Llena la copa y bebe: la fuente está en ti mismo.

La fuente, de Antonio Machado

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes a mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Fuente, de Octavio Paz

El mediodía alza en vilo al mundo.
Y las piedras donde el viento borra lo que a ciegas escribe el tiempo,
las torres que al caer la tarde inclinan la frente,
la nave que hace siglos encalló en la roca, la iglesia de oro que
...tiembla al peso de una cruz de palo,
las plazas donde si un ejército acampa se siente desamparado y
...sin defensa,
el Fuerte que hinca la rodilla ante la luz que irrumpe por la loma,
los parques y el corro cuchicheante de los olmos y los álamos,
las columnas y los arcos a la medida exacta de la gloria,
la muralla que abierta al sol dormita, echada sobre sí misma, sobre
...su propia hosquedad desplomada,
el rincón visitado sólo por los misántropos que rondan las afueras:
...el pino y el sauce,los mercados bajo el fuego graneado de los gritos,
el muro a media calle, que nadie sabe quién edificó ni con qué
...fin, el desollado, el muro en piedra viva,
todo lo atado al suelo por amor de materia enamorada, rompe
...amarras
y asciende radiante entre las manos intangibles de esta hora.


El viejo mundo de las piedras se levanta y vuela.
Es un pueblo de ballenas y delfines que retozan en pleno cielo,
...arrojándose grandes chorros de gloria;
y los cuerpos de piedras, arrastrados por el lento huracán de calor,
escurren luz y entre las nubes relucen, gozosos.
La ciudad lanza sus cadenas al río y vacía de sí misma,
de su carga de sangre, de su carga de tiempo, reposa
hecha un ascua, hecha un sol en el centro del torbellino.
El presente la mece.


Todo es presencia, todos los siglos son este Presente.
¡Ojo feliz que ya no mira porque todo es presencia y su propia
...visión fuera de sí lo mira!
¡Hunde la mano, coge el fulgor, el pez solar, la llama entre lo azul,
el canto que se mece en el fuego del día!
Y la gran ola vuelve y me derriba, echa a volar la mesa y los papeles
...y en lo alto de su cresta me suspende,
música detenida en su más, luz que no pestañea, ni cede, ni avanza.
Todo es presente, espejo sin revés: no hay sombra, no hay lado opaco,
...todo es ojo,
todo es presencia, estoy presente en todas partes y para ver mejor,
...para mejor arder, me apago
y caigo en mí y salgo de mí y subo hasta el cohete y bajo hasta el
...hachazo
porque la gran esfera, la gran bola de tiempo incandescente,
el fruto que acumula todos los jugos de la historia, la presencia,
...el presente, estalla
como un espejo roto al mediodía, como un mediodía roto contra
...el mar y la sal.


Toco la piedra y no contesta, cojo la llama y no me quema, ¿qué
...esconde esta presencia?
No hay nada atrás, las raíces están quemadas, podridos los cimientos,
basta un manotazo para echar abajo esta grandeza.
¿Y quién asume la grandeza si nadie asume el desamparo?
Penetro en mi oquedad: yo no respondo, no me doy la cara,
perdí el rostro después de haber perdido cuerpo y alma.
Y mi vida desfila ante mis ojos sin que uno solo de mis actos
...lo reconozca mío:
¿y el delirio de hacer saltar la muerte con el apenas golpe de alas
...de una imagen
y la larga noche pasada en esculpir el instantáneo cuerpo del
...relámpago
y la noche de amor puente colgante entre esta vida y la otra?


No duele la antigua herida, no arde la vieja quemadura, es una
cicatriz casi borrada
el sitio de la separación, el lugar del desarraigo, la boca por
...donde hablan en sueños la muerte y la vida
es una cicatriz invisible.
Yo no daría la vida por mi vida: es otra mi verdadera historia.


La ciudad sigue en pie.
Tiembla en la luz, hermosa.
Se posa el sol en su diestra pacífica.
Son más altos, más blancos, los chorros de las fuentes.
Todo se pone en pie para caer mejor.
Y el caído bajo el hacha de su propio delirio se levanta.
Malherido, de su frente hendida brota un último pájaro.
Es el doble de sí mismo,
el joven que cada cien años vuelve a decir unas palabras, siempre
...las mismas,
la columna transparente que un instante se obscurece y otro
...centellea,
según avanza la veloz escritura del destino.
En el centro de la plaza la rota cabeza del poeta es una fuente.
...
Vasija y fuente, de Claribel Alegría
De pronto río abajo
acompañada
¿era el Nilo
el Mississippi
el Orinoco?Todos los ríos
mi Río
y yo vasija henchida
vasijera
barco que no hace ruido
no se agita
va esculpiendo un destino
en su interior.
Silencio
oscuridad
preguntas sueltas:
¿cómo será su pelo
sus manitas?Asombrada me siento
ante el milagro
ante el vientre que crece
y le da forma
y todo sin esfuerzo
quedamente
mi vasija creciendo
ya soy nido
donadora de vida
cáliz
puente
¿será hombre
mujer?
¿Tendrá la piel morena
el cabello cobrizo?
Saboreo el momento
voy creando futuro
encadeno el pasado
y el presente
es un codo del Río insospechado
me gusta el mundo
visto desde allí
desde ese puerto espejo.
Amo a los hombres
a las bestias
a las aves
converso por las noches
con la luna
yo misma soy la luna
luna llena
inviolable
donadora de vida
vasijera.
Me recibí de madre
con dolor
empezaron mis pechos
a crecer
eran fuentes mis pechos
se henchían
se vaciaban
mi hija los vaciaba
mientras yo la acunaba
y me acunaba a mí la Madre Grande
no hay espacio
no hay tiempo
sencillamente somos
me concentro en su oreja
en las circondulaciones
de su oreja
¿cómo es posible?
me pregunto
¿cómo fui capaz
de modelar la perfección?
Me siento diosa omnipotente
sólo mi hijay yo
e necesita ella
la necesito yo
somos parte de un plan
que no comprendo
ni necesito comprender.

viernes, noviembre 19, 2010

Anna Ajmátova: Tres cosas


Tres cosas le encantaban

Tres cosas le encantaban a él:
las oraciones vespertinas, los pavos reales blancos,
y los mapas desteñidos de América.
No soportaba los mocosos chillones,
ni su té con mermelada de frambuesa,
ni la histeria femenina…
y yo era su esposa.
(1910)
(Traducciones: Natalia Litvinova)

Anna Ajmátova (Bolshoj, 1889 - Komarovo, 1966). Entre sus libros se cuentan: Belaia staia (1917), Podorozhnik (1921), Anno Domini MCMXXI (1921), Iz shesti knig (1940), Requiem (1935-1940),

jueves, noviembre 18, 2010

Francisco Madariaga III

Una acuarela móvil
a Roberto Borja

Campaña subtropical y acuática del norte de Corrientes,
con primitivo gauchillaje, hombres de a caballo o de
canoas, poetas anónimos y en estado natural, bárbaros
de la belleza de la intemperie y de las más ardiente
bondad, que son los primeros que influyeron en mí.

Llanura gateada, celeste, colorada, verde y amarilla,
que se vive probando en sangre contra las condiciones
de la nada, entre un reverberar de ondas solares ylunares,
con sangrías flotantes de degollaciones, en esterales,
de antiguos guerreros criollos o de bandidajes.

Una región aislada, recargada de lagunas con arenas
de oro anaranjado y de grandes ríos-esteros, circulares
o alargados como frutos tropicales, que se estrangulan
de su propia belleza autonómica, y duermen –detenidos
o movilmente- una lujosa anacronía de todos los
olores y colores; planos bajos de antiquísimos mares
retirados, con las orillas cargadas de palmeras celestes,
coloradas, verdes, penetrando o saliendo de las aguas.

Tierras morenas-claritas o rojas-rubias como las dos
clases de lechos, de cabellos y de piel de las primitivas
hadas contrabandistas de tesoros para el amor, que
por allí peinaban sus cabellos.

Francisco Madariaga II

Mediodía en un remate de hacienda
Luicho Merlo, gaucho de la gracia afro-criolla
desparramada por la Cuenca del Plata!

Elegancia natural, fortaleza, alegría más intensa,
no encontraré nunca desde Buenos Aires hasta
los Ranchos Grandes del México indo-criollo.

Yo era un niño, ¿recuerdas? y en un enorme corral
de palo a pique tú volteaste, por las guampas, aquel
toro hosco yaguané, y te quedaste, de un salto, parado
sobre su ardiente cabeza, profiriendo un formidable
sapukai que mi padre te abarajó desde el caballo,
pasándote un chifle ardiendo de caña blanca.

La polvareda del rodeo salvaje me ahogaba, y tú me
envolvías con tu poncho colorado, y te reías a carcajadas,
y prometías amansarme para montado un bagualito
color de llamarada: "para ir a visitar a las
guainas-muchachas-cachorritas", como decías, y hacer
fiesta y baile, que más tarde hicimos, Luicho.

Después nos perdimos de vista largos años, y volvimos
a toparnos en un gran Remate de Hacienda, donde
estabas tú, girando entre el vaquerío, rey entre el
gauchillaje, junto al circular y sagrado estero
Trapiche-Cué.

Una agüita delicada corría para purificar las espuelas
ensangrentadas en un desbande de novillos, en los arreos.

¡Y le pegamos al porrón una resbalada de ginebra
galopante para adentro!

Era una mañana luminosa, una mañana Ley-País
del Día Puro.
...
Viaje estival con Lucio
-Aquí ya empiezan a haber caballos-
... me decía.
Y el viento del nordeste comenzaba a ser verde
... entre los colores del agua de la infancia.
Estábamos ya muy lejos de los bronces, los
... mármoles y los floreros pintados "al gusto de
... la familia" en los cementerios municipales.
Todo aquello quedaba atrás, y el sueño del viejo
... tren casi fluvial nos envolvía.
Mi pequeño hijo de siete años y yo teníamos en
... las manos las ramas de las estrellas y
... el resplandor lentísimo de los ríos rosados,
... donde sangraba el sol de los caballos, las
... vaquerías y las antiguas guerras.
Era el primer viaje solos en el tren marrón que
... no quiera morir.
...

Francisco Madariaga


El tren casi fluvial

En la primavera del año mil novecientos veintisiete,
contando sólo quince días de vida, viajaba yo por el norte
de la Mesopotamia Argentina, en un tren antiguo,
marrón, casi fluvial, del que descendí después de treinta
y dos horas de viaje, entre las arenas de una estación
de vaquerías y puñales, de troperos y criaturales
hambrientos vendedores de naranjas y de tortas de harina
de maíz amarillo o de almidón de mandioca; de caudillos
políticos y sus gentes, con ponchos y pañuelos de cuello
llameantes: celestes los liberales, de valiente pero
sereno trato, muy cantores de su viejo y épico partido,
envueltos en sus delicados ponchillos celestes; colorados
los autonomistas, de aspecto un tanto endemoniado,
fantástico y bravío, venidos desde lo hondo de los
esteros; verdes los radicales, en actitud de defensa del
voto libre y de reconciliación entre el gauchillaje de hijos
y de nietos de los que fueron lanceados entre sí en
anteriores y terribles contiendas políticas correntinas.

Se paseaban solos estos paisanos por el costado de los
trenes parados en las estaciones, o acompañaban a sus
legítimos Jefes Naturales en la violenta y mágica
Tradición... Jefes moderadores de los rápidos instintos
bélicos de sus acompañantes, los pobladores de esos
antiguos pagos perdidos. Esos terribles y a la vez
delicados Jefes Criollos, cuyas imágenes han quedado
para siempre grabadas en la conciencia de mi sangre,
conteniendo o dejando proferir un yurú peté o un
sapukai (palmeteo de boca, o alando, para guerra,
fiesta o rodeo) a alguno de sus hombres, un poco
bandeado por la caña y desbandado en medio de este
peligroso señorío de caudillos, domadores, troperos,
cuatreros, y mariscadores-cazadores de las aguas con
el rictus de los ojos, de la boca y del corazón igual al
de sus antepasados gauchos guerreros de las famosas
caballerías correntinas del pasado siglo en nuestras
guerras civiles.

Descendí del tren arrullado por el tintineo de las espuelas
sangrantes y mojadas por el rocío de un largo viaje de
algún habitante gaucho —¿Teolindo Frutos?— de esa
región sepultada entre los palmerales y las aguas
de líquido celeste y amarillo... De esas tierras con
habitantes de llanurales (incluidos los de las antiguas
guerras civiles) cuyas ánimas perviven, hurañas y
brillantes. Todos, vivos y muertos, cabalgando, llenos
de lagunas de oro y sangre depositados en su corazón
y en la conciencia de su memoria, siempre fulgurante,
sangral y móvilmente.

Después de todo esto sobrevino para mí una larga
ausencia cosmopolita, para, posteriormente, sentir de
nuevo el llamado del relincho del caballo del subtrópico
acuático del País Correntino, y volver a entregarme,
condenado, a la eclosión de mi "delito natal", reo de
muerte de ese amor, que he tratado de ir expulsando
de mí en forma sangral, endemoniado por la
herramienta de la imagen moderna, en el esteral vivo
de todos los colores, alimentado por las hadas del
palmeral que, hasta ahora, me tienen reservado un
potrillo parejero de oro sanguíneo, para que pueda
recorrer siempre un poquito por el Ras de la Naturaleza
correntina.

Fue inútil por tanto que a la edad de catorce años
me llevaran a estudiar a Buenos Aires. Era ya muy tarde,
porque siempre he vuelto y volveré a esa República Natural
y Joyante, para recorrerla: en trenes, en balsas,
en vapores, en carretas, en canoas, en burritos, en
caballos, y si fuera necesario hasta montado en arañitas.
Todos ellos transportes a tracción de sangre de oro
fino y encantado en el sueño natal-universal del Cosmos
Correntino.

Pago Largo, Caá Guazú, Laguna Brava, Vences Rincón,
y otras... Batallas ganadas y perdidas en la defensa
de una personalidad y de una autonomía irreductibles.

A veces veo en los sueños, desde un verde ventanal,
un chasqui de guerra celeste y otro colorado, que se
cruzan al pie del viento: ¡eso es Corrientes!

Francisco Madariaga (Corrientes, 1927- Buenos Aires, 2000. Publicó, entre otros, los siguientes libros: El pequeño patíbulo (1954), Las jaulas del sol (1960), El delito natal (1963), Los terrores de la suerte (1967), El asaltante veraniego (1967), Tembladerales de oro (1973), Aguatrino (1976), Llegada de una jaguar a la tranquera (1980), Una acuarela móvil (1985), Resplandor de mis bárbaras (1985), País garza real (1997), En la tierra de nadie (1998) y Aroma de apariciones (1998).

Carlos Dariel, Donde la sed...

Macedonia Ediciones es la editorial que ha publicado el libro Donde la sed, del poeta Carlos Dariel (Primer Premio de Poesía 2009 del Fondo Nacional de las Artes).
El libro será presentado el martes 7 de diciembre, a las 19, en el Café Monserrat, San José 524, de esta ciudad.
En la oportunidad, hablarán el editor y el poeta Leopoldo Castilla. La lectura de poemas estará a cargo del autor. Habrá además música y canciones.


miércoles, noviembre 17, 2010

Konstantínos Kavafis: Ítaca



Cuando emprendas el regreso a Ítaca,
ruega que el camino sea largo,
lleno de aventuras, de conocimiento.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al irritado Poseidón, no les temas;
no hallarás tales cosas en tu camino
si tu pensamiento es elevado, si una sublime
emoción embarga tu espíritu y tu cuerpo.
A los Lestrigones y los Cíclopes,
al feroz Poseidón, no los encontrarás
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los pone ante ti.

Ruega que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que lleno de placer y alegría
entres a puertos vistos por primera vez;
detente en los mercados fenicios
y adquiere hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano,
y toda clase de perfumes voluptuosos,
todos los perfumes voluptuosos que puedas;
visita muchas ciudades egipcias
para aprender más y más de los sabios.


Ten siempre en tu mente a Ítaca.
Tu meta es llegar allí.
Pero no apresures de ninguna manera el viaje.
Mejor que dure muchos años,
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.


Ítaca te dio el hermoso viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Pero ya no tiene nada para darte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Tan sabio como has llegado a ser, con tanta experiencia,
ya habrás comprendido qué significan las Itacas.

K. Kavafis Grecia, Alejandría, 1863 - 1933)
(Traducción de Horacio Castillo)

martes, noviembre 16, 2010

Patricio Torne en Buenos Aires


Citas de honor:
1) Ciclo de Poesía en Fedro, Carlos Calvo 578.

El jueves 25/11, a las 20, va a leer nuestro querido amigo Patricio Torne, junto a los poetas Ana Arzoumanian, Daniela Camozzi, Cristian De Nápoli, Juan Fernando García y Claudia Schvartz. En Ciclo de Poesía Fedro, Carlos Calvo 578.
Coordinan: Ana Lafferranderie y Florencia Walfisch: poesia@fedrosantelmo.com.ar
...
2) El viernes 26 de noviembre, a las 19, en MU, Hipólito Yrigoyen 1440, de esta Capital, se presentará el libro Perros, del poeta y amigo Patricio Torne. Equipo coordinador: Editorial Revistas Callejeras.
Allí estaremos!

Bruno Schulz: Fragmento del relato La primavera


I
He aquí la historia de una primavera que fue más auténtica, más deslumbrante y más violenta que las otras, que simplemente tomó en serio, al pie de la letra, su texto, ese manifiesto inspirado, escrito con un rojo de fiesta, el más claro, el del lacre y el calendario, del lápiz de color y del entusiasmo, amaranto de los telegramas felices de allá…
Cada primavera comienza así, con sus horóscopos enormes y embriagadores y que no están hechos a la medida de una sola estación; en cada primavera –digámoslo de una vez– hay todo esto: desfiles y manifestaciones interminables, revoluciones y barricadas; cada primavera es en un momento dado atravesada por un viento cálido de encarnizamiento, una tristeza, un encantamiento sin límites que busca en vano su equivalente en la realidad.
Más tarde, esas exageraciones y apogeos, esas acumulaciones y éxtasis entran en floración, se funden en la exuberancia de los follajes que se agitan en los jardines primaverales, en la noche, y el murmullo las absorbe. Así las primaveras se traicionan, sumergidas en los murmullos apagados de los parques en flor, en las crecidas y mareas; olvidan sus promesas, pierden una a una las páginas de su testamento.
Sólo esta primavera tuvo el coraje de durar, de permanecer fiel, de mantener todas sus promesas. Después de tantas fracasadas tentativas, anhelos, conjuros, quiso al fin establecerse verdaderamente, hacer explotar a través del mundo una primavera general y definitiva.
¡Viento, huracán de acontecimientos: el feliz golpe de Estado, días patéticos, espléndidos, triunfales! ¡Quisiera que el desarrollo de mi historia atrapara su ritmo animado, que adoptase el paso y el tono heroicos de esa epopeya, el ritmo de esa primaveral Marsellesa!
Insondable es el horóscopo de la primavera. Ésta aprende a leerlo de cien maneras a la vez, busca a ciegas, silabea en todos los sentidos, feliz cuando logra descifrar algo entre los engañosos pronósticos de los pájaros. Lee ese texto al derecho y al revés, perdiendo el sentido y volviendo a encontrarlo, en todas sus versiones, en miles de alternativas, de gorjeos y trinos. Su texto está por entero compuesto de elipsis, de puntos suspensivos trazados en el azul vacío, y, en los espacios entre las sílabas los pájaros deslizan sus caprichosas conjeturas y sus previsiones. Es por lo que mi historia, a imagen de ese texto, seguirá distintas vías ramificadas y será tejida con guiones, con suspiros y frases inacabadas.

II
En esas noches anteprimaverales, dilatadas y salvajes, cubiertas por un cielo inmenso, todavía austeras y sin aroma, conduciendo a través de los accidentes del firmamento hacia los desiertos estrellados, mi padre me llevaba a cenar al jardín de un pequeño restaurante, encerrado entre los muros ciegos de las últimas casas de la plaza que le daban la espalda.
Caminábamos bajo la luz húmeda de las farolas que vibraban ante los golpes de viento, a través de la gran plaza abovedada, solos, abrumados por la inmensidad de los laberintos celestes, perdidos y desorientados bajo los espacios vacíos de la atmósfera. Mi padre levantaba hacia el cielo su rostro inundado de una débil claridad y miraba con una tristeza amarga la grava de las estrellas diseminada, los torbellinos desatados. Sus densidades irregulares aún no se ordenaban en constelaciones, ninguna figura organizaba aquellas dimensiones estériles.
La tristeza de los desiertos estrellados pesaba sobre la ciudad, las farolas tejían la noche que se proyectaba en el suelo con haces luminosos, que ataban imperturbablemente, nudo tras nudo. Bajo las farolas, los transeúntes se detenían –ora dos, ora tres– en el círculo de luz que creaba en torno a ellos la ilusión efímera del comedor iluminado por su lámpara sobre la mesa, rodeados por una noche indiferente, inhóspita, que se dispersaba por arriba, y devenía un paisaje celeste inextricable, deshilachado por golpes de viento desoladores. Las conversaciones languidecían; con los ojos ocultos en la penumbra de los sombreros, sonreían, meditabundos, escuchando el murmullo lejano de las estrellas, que dilataba los espacios de esa noche.
En el jardín del restaurante los senderos eran de gravilla. Dos farolas de gas silbaban en sus postes.Vistiendo negras levitas, los señores permanecían sentados – dos o tres–, encorvados ante las mesas cubiertas de manteles blancos, con su mirada apagada fija en los relucientes platos. Inmóviles, calculaban los movimientos en el gran tablero negro del cielo, imaginaban los saltos de los caballos, las piezas perdidas y las constelaciones que enseguida ocupaban su lugar.
En el estrado, los músicos mojaban sus bigotes en jarras de cerveza amarga, apagados y silenciosos, sumidos en sí mismos. Sus instrumentos, violines y violonchelos de nobles contornos, yacían abandonados bajo el aguacero silencioso de las estrellas. A veces los agarraban con las dos manos, los probaban, los afinaban con la nota quejumbrosa de su pecho que verificaban carraspeando. Después los dejaban, como si los instrumentos no estuvieran todavía maduros, a la medida de aquella noche que seguía transcurriendo impasible. Entonces, en la marea baja de los pensamientos, entre el ligero tintineo de los cubiertos proveniente de las mesas blancas, un solo violín se alzó bruscamente, precozmente crecido, adulto; hace un momento tan quejumbroso y meditabundo, se mantenía ahora ante nosotros, esbelto, de talla fina, y, consciente de su misión, retomaba la causa humana diferida un instante, continuaba el proceso perdido ante el tribunal del firmamento donde se dibujaban con signos de agua las curvas y los perfiles de los instrumentos, fragmentos de llaves, liras y cisnes inacabados,1 imitativo comentario maquinal de las estrellas al margen de la música.
El señor fotógrafo, que desde hacía algún tiempo nos lanzaba miradas de inteligencia, vino finalmente a sentarse a nuestra mesa trayendo su jarra de cerveza. Nos dirigía sonrisas equívocas, luchaba con sus propios pensamientos, hacía tamborilear los dedos, perdía sin cesar el hilo de la situación. Sentíamos desde el primer momento cuánto había allí de paradójico. Ese campamento improvisado en el restaurante bajo los auspicios de las estrellas lejanas caía irremediablemente en quiebra, se hundía de modo miserable, no pudiendo hacer frente a las pretensiones de la noche que crecían con desmesura. ¿Qué podíamos nosotros oponer a aquellos desiertos sin fondo? La noche aniquilaba la empresa humana que el violín trataba en vano de defender, ocupaba el lugar vacío, disponía sus constelaciones en las posiciones conquistadas.
Veíamos el campamento de mesas en desbandada, el campo de batalla de servilletas y manteles abandonados que la noche franqueaba triunfal: la noche luminosa e incontable. Nosotros nos levantamos, mientras que, habiéndose adelantado a nuestros cuerpos, nuestro pensamiento corría ya tras el rumor de sus carros, tras el lejano y difuso rumor de sus grandes caminos claros.
Caminábamos bajo los cohetes de los astros, nuestra imaginación anticipando iluminaciones cada vez más altas. ¡Oh, el cinismo de la noche triunfante!
Habiendo tomado posesión de todo el cielo, jugaba ahora al dominó, sin apresurarse, sin contar, recogiendo con desdén los millones ganados. Después, aburrida, trazaba sobre el campo desolado miles de garabatos traslúcidos, caras sonrientes, siempre una única y misma sonrisa que, en algunos instantes, ya eterna, pasaría a las estrellas para perderse en su indiferencia. Nos detuvimos en la pastelería para comprar dulces. Apenas habíamos traspasado la puerta acristalada, resonante, con un interior blanco, frío, lleno de golosinas brillantes, cuando la noche detuvo de golpe todas sus estrellas, bruscamente atenta, curiosa de saber si no iríamos a escaparle. Nos esperó todo ese tiempo pacientemente, montando guardia delante de la puerta, haciendo brillar a través de los cristales los planetas inmóviles, mientras que nosotros escogíamos los dulces tras una madura reflexión. Fue entonces cuando vi a Bianka por primera vez. Acompañada de su institutriz, permanecía de pie cerca del mostrador, en vestido blanco, de perfil, delgada y caligráfica, como salida del Zodíaco. Manteniendo una pose característica de joven altiva, no se volvió y siguió comiendo un pastel de crema. Todavía bajo la influencia del zigzag de las estrellas, no la veía con claridad. Así se cruzaron por primera vez nuestros horóscopos, aún muy enredados. Se encontraron y se separaron insensiblemen te. Aún no habíamos comprendido nuestro destino en ese temprano aspecto astral y salimos haciendo resonar la puerta acristalada.
Regresamos después por un camino apartado, atravesando un lejano suburbio. Las casas eran cada vez más bajas y dispersas; finalmente, las últimas estaban separadas y entramos en un clima diferente. De súbito, nos encontramos en medio de una primavera suave, de una noche tibia que plateaba el fango con los rayos de una luna joven, malva pálido, apenas surgida.
Esa noche se anticipaba con un apresuramiento febril a sus fases ulteriores. Hace un momento sazonada con el sabor acre habitual de la estación, el aire se tornó repentinamente suave, insípido, impregnado de los olores de la lluvia, de la tierra húmeda y de las prímulas que florecían en la blanca luz mágica. Era igualmente extraño que bajo aquella luna generosa la noche no llenase aquel plateado fango con el desove gelatinoso de las ranas, que no abriese las ovas, o hiciese hablar a las miles de pequeñas y locuaces bocas diseminadas por los espacios pedregosos, donde en los menores intersticios rezumaban los hilos brillantes de una dulcedumbre agua. Hay que adivinar, añadir el croar al rumor de las fuentes, a los temblores secretos. Un momento detenida, la noche se puso en marcha, la luna estaba cada vez más pálida, como si hubiera vertido su blancura de una copa a otra, cada vez más alta y luminosa, cada vez más mágica y trascendente.
Caminábamos así bajo la gravitación creciente de la luna. Mi padre y el señor fotógrafo me habían tomado entre ellos, porque me caía de sueño. La tierra húme da crujía bajo nuestros pasos. Yo dormía desde hacía algún tiempo, encerrando bajo los párpados toda la fosforescencia del firmamento barrido por signos luminosos, por señales y fenómenos estrellados, cuando finalmente nos detuvimos en pleno campo. Mi padre me acostó sobre su abrigo extendido en el suelo. Con los ojos cerrados, veía el sol, la luna y once estrellas alineadas en el cielo para el desfile, que marchaban delante de mí.
–¡Bravo, Józef!– exclamó mi padre aplaudiendo. Fue un plagio evidente aplicado a otro Józef,4 en circunstancias muy distintas. Nadie me lo reprochó. Mi padre –Jakob– movió la cabeza y chasqueó la lengua, el señor fotógrafo colocó su trípode en la arena, abrió el fuelle de la cámara y se metió bajo los pliegues de tela negra: fotografiaba ese fenómeno extraordinario, ese horóscopo brillante en el cielo, mientras que yo, con la cabeza bañada en la claridad, estaba tendido sobre el abrigo, inerte, sosteniendo ese sueño el tiempo de la exposición.

III
Los días se hicieron largos, claros y amplios, casi demasiado amplios visto su contenido, indefinido y pobre. Eran días llenos de espera, palideciendo de aburrimiento e impaciencia. Un soplo claro, un viento brillante atravesaba su vacío que aún no era turbado por los senderos de los jardines desnudos y soleados, limpiaba las calles tranquilas, largas y claras, barridas como los días de fiesta y que, también ellas, parecían esperar una llegada, todavía desconocida y lejana. El sol se dirigía lentamente hacia el equinoccio, ralentizaba su curso, alcanzaba la posición en la que debía detenerse en un equilibrio ideal, arrojando torrentes de fuego sobre la tierra desierta.
Un soplo infinito recorría el horizonte en toda su extensión, disponía los setos y las avenidas a lo largo de las líneas puras de las perspectivas y se detenía al fin, sofocante, inmenso, para reflejar, en su espejo que abrazaba el mundo, la imagen ideal de la ciudad, fatamorgana sumida en su anfractuosidad luminosa. El universo se inmovilizaba un instante, sin aliento, ciego, queriendo entrar todo entero en esa imagen quimérica, eternidad provisoria que se abría ante él. Pero el segundo feliz pasaba, el viento rompía su espejo y el tiempo volvía a tomarnos en su posesión.
Llegaron las vacaciones de Pascua, interminablemente largas. Liberados de la escuela, deambulábamos por la ciudad sin necesidad ni fin, sin saber aprovechar la libertad vacía, imprecisa, inutilizable. No encontrando nosotros mismos definición, esperábamos una del tiempo que, embrollado en miles de respuestas equívocas, tampoco él sabía encontrar.
Se habían dispuesto ya las mesas en la acera delante del café. Las señoras con vestidos claros estaban sentadas y aspiraban el viento a pequeños tragos, como se degusta un helado. Las faldas flotaban, el viento les mordisqueaba el dobladillo como un cachorro furioso, las mejillas de las señoras se sonrosaban, el viento seco quemaba sus rostros, agrietaba sus labios. El entreacto duraba todavía y su gran tedio, el mundo se acercaba suavemente, con angustia, a una frontera, llegaba –demasiado pronto– a un objetivo y esperaba.
En aquellos días, teníamos todos un apetito de ogro. Deshidratados por el viento, nos precipitábamos en la casa para devorar grandes rebanadas de pan con mantequilla, comprábamos en la calle rosquillas crujientes y frescas, durante horas permanecíamos sentados en fila, sin un pensamiento en la cabeza, bajo el amplio porche abovedado de un inmueble de la plaza del mercado. Entre las arcadas bajas se veía la plaza blanca y limpia. Los toneles de vino estaban alineados a lo largo del muro y olían bien. Repiqueteando con el pie sobre las planchas de madera, entorpecidos por el tedio, nos sentábamos en el largo mostrador en el que, los días de mercado, se vendían las pañoletas abigarradas de las campesinas.
Repentinamente, Rudolf, con la boca llena de rosquillas, sacó de un bolsillo interior su álbum de sellos y lo abrió ante mis ojos.

IV
En aquel momento, comprendí por qué esa primavera había sido hasta entonces tan vacía, tan cerrada y tan sofocante. Inconscientemente, se silenciaba, se callaba, retrocedía, dejaba el sitio libre, se abría enteramente como un espacio puro, un azul sin opiniones ni definiciones, forma asombrada y desnuda que esperaba un contenido misterioso. De ahí procedía esa neutralidad azul, como despertada en sobresalto, esa inmensa disponibilidad. Esa primavera estaba a punto, amplia, desierta y disponible, sin aliento y sin memoria: aguardaba la revelación. ¿Quién hubiera podido prever que saldría, deslumbrante y adornada, del álbum de sellos de Rudolf?
Eran abreviaciones y fórmulas extrañas, recetas de civilizaciones, amuletos de bolsillo en los que se podía agarrar con dos dedos la esencia de los climas y de las provincias. Eran órdenes de pago en imperios y repúblicas, en archipiélagos y continentes. ¿Qué poseían de más los emperadores y usurpadores, los conquistadores y dictadores? Súbitamente sentí la dulzura del poder, el acicate de esa insatisfacción que sólo el gobierno de las tierras puede saciar. Con Alejandro el Grande yo deseé el mundo. Y ni una pulgada menos, todo el mundo.


V
Sombrío y ardiente, colmado de un áspero amor, recibía el desfile de la creación: países en marcha, comitivas brillantes que veía a intervalos, a través de eclipses púrpuras, aturdido por los golpes de la sangre que gol peaba en mi corazón al ritmo de esa marcha universal de todas las naciones. Rudolf hacía desfilar ante mis ojos batallones y brigadas, organizaba la parada con celo, con dedicación. Él, el dueño de ese álbum, se degradaba voluntariamente, descendía al rango de un ayuda de campo, recitaba su informe solemnemente, como un juramento, cegado y desorientado en su rol ambiguo. Finalmente, en un arrebato, empujado por una magnanimidad desmesurada, colocó en mi pecho –como si se tratara de una medalla– una Tasmania rosa, resplandeciente como el mes de mayo, y un Hajdarabad plagado de alfabetos extraños, entrelazados.

VI
Fue en aquel momento cuando tuvo lugar la revelación, aquella visión bruscamente descubierta de la belleza del mundo; fue en entonces cuando llegó la buena nueva, el mensaje secreto, esa misión especial de poderes incalculables.
Se abrieron de par en par los horizontes llameantes y severos hasta cortar el aliento, el mundo temblaba y centellaba, se inclinaba peligrosamente, amenazando con romper todas las reglas y todas las medidas.
¿Qué es para ti, querido lector, un sello postal? ¿Y qué el perfil de Francisco José I con su calvicie ornada por una corona de laurel? ¿Acaso no es el símbolo de la grisalla cotidiana, límite de todas las posibilidades, garantía de fronteras infranqueables donde el mundo ha sido encerrado de una vez y para siempre?
En aquella época, el mundo estaba cercado por Francisco José I y no había salida que llevara más allá. Ese perfil omnipresente e inevitable surgía en todos los horizontes, aparecía por todos los rincones de las calles, cerraba el mundo con llave como una prisión. Y he aquí que, en el momento en que nosotros ya habíamos perdido la esperanza, cuando llenos de una amarga resignación habíamos aceptado la univocidad del mundo, su estrecha invariabilidad cuyo poderoso garante era Francisco José I, en aquel momento, oh Dios mío, abriste súbitamente ante mí ese álbum de sellos como una cosa anodina, me has permitido echar una mirada fugaz sobre ese libro fascinante, sobre ese álbum que abandonaba su ropaje a cada página, cada vez más cegador, cada vez más conmovedor… ¿Quién va a reprocharme por haber quedado deslumbrado, paralizado por la emoción, que las lágrimas corriesen de mis ojos bañados de clari-
dad? ¡Oh, relatividad maravillosa, acto copernicano, fluidez de las categorías y las nociones! ¡Así, oh Dios mío, has permitido tantos modos, incontables, de existencia! Es más de lo que yo había soñado en mis sueños más locos. ¡Así se ehizo verdad esa anticipación del alma que, contra toda realidad, se obstinaba en creer que el mundo era infinito!

Gran foto gran


Foto de la presentación de Mediterráneo, libro de Miguel Gaya, publicado este año 2010, en 100 ejemplares, numerados y firmados por el autor, fuera del comercio, y que forma parte del libro Lugares que editará Ediciones en Danza.

La Guacha, ya salió...

Ya está en todos los kioscoel número 34 de la Revista La Guacha, con las noticias poéticas del sur: AliagA, ArtolA, BurtoN y MansillA. Y una entrevista a DelfinA MuschiettI -"La poesía circula por el mercado negro"-, y un reportaje a MaríA NedeR -"Estar o no estar en una antología, es ganar o perder, y eso es terrible para la poesía"-, y comentarios y eventos y todo lo que tenés que saber de la poesía argentina...laguacharevista@yahoo.com.ar, http://www.revistalaguacha.com
http://www.facebook.com, http://www.witter.com

lunes, noviembre 15, 2010

Basilia Papastamatíu



La poeta argentina Basilia Papastamtiú, radicada ya hace muchos años en Cuba, se encuentra en Argentina, para presentar aquí sus Poemas reunidos (antología de su obra). Hoy, a las 20, la podés escuchar leer sus poemas en el Bar Bukowski, Bartolomé Mitre 1525, a las 20. Leerá junto a los poetas Bárbara Szteinberg y María Julia Druille. Coordinación: Daniel Grad.
No te la pierdas!

Alberto Muñoz: El naturalista


Mirar a una vaca

En la hoja, camino al alambrado, va tu cabeza pintada. A tu lado hay un toro y un árbol, eso es todo lo que hay dibujado en mi libreta. Si llueve, dibujo que llueve, y si deja de llover miro tus dominios. Estúpidamente las otras vacas no hacen nada si las borro.


Mirar a una hormiga sobre su nombre

Escribo sobre un papel la palabra hormiga y con un instrumento adecuado coloco el insecto encima de su nombre. Da vueltas y luego se detiene puntualmente sobre la primera letra (h). Elige la muda. Como si algo presintiera.


El cielo de noche

Es una costumbre sentarse por las noches en los muelles y mirar para arriba, ¿para qué? Las estrellas en su gran zoo, en su colgadero de utensilios de cocina, con sus ollas y sus cangrejos, sus cucharas y sus cántaros, sus carros de perros raros y enfermos, su mudanza para otras madrigueras y cielos llenos de viuditas de pico celeste, tordos, de armarios comidos por las polillas, de astilleros abandonados con barcos que parecen muelas cariadas.

Ese cielo es el que miramos para saber si lloverá, si habrá bajante, si vendrá viento del norte o sudestada, si los muertos nos recuerdan.


*Los textos que se transcriben están incluidos en el libro El naturalista (Ediciones en Danza, 2010).
**Alberto Muñoz (Buenos Aires, 1951). Editó diversos libros.

sábado, noviembre 13, 2010

Miguel Gaya, Mediterráneo*

De pie
en el muelle
veo partir
la nave que no
habrá de conducirme
a destino alguno.
las velas rojas henchidas
la madera
dispuesta
para afrontar la travesía
y mi lugar
vacío.


Desde el muelle
saludo
a quien pude ser
que firme en el timón
a nada teme.
Me encojo de hombros
ante la diversidad de esta suerte
no esperada
y doy la espalda a un futuro
que pasó ya
y no fue nunca.
Mis zapatos
arañados por la historia
resuenan en los tablones enclenques
de un muelle que no puede sostenerme
abandonándolo.


Mejor no volver
Mejor es irse.
Pero no hay lugar
posible
o imposible.


Desde la ventana
de un hotel desvencijado
que mira al puerto
te veo partir
en mi lugar
héroe de la bitácora
percudido luchador
que canta
sobre las voces de las sirenas
y a ellas convoca y hechiza
y así se pierde.

*Fragmento del poema Mediterráneo, publicado este año 2010, en 100 ejemplares, numerados y firmados por el autor, fuera del comercio, y que forma parte del libro Lugares que editará Ediciones en Danza.
*Miguel Gaya, poeta argentino.

¿Adónde vamos?: A CulturaBack!



El viernes 19 de noviembre, a las 19, podrás disfrutar de la lectura de narradores y poetas. También habrá música. Y exposición de artistas plásticos. En la La Casa de la Lectura, Lavalleja 924 – C. A. de Buenos Aires:

Poetas: Giselle Aronson, Marina Verónica Garritano, Mara Gena, Ana Lema, Laura Ramírez Vides y Marcelo Carnero.
Música con: “Canciones prestadas". Teclado y voz: Liliana Garrido - Voz: Karin González.
Cierre de la exposición de artistas plásticos: Ariel Alvarez. Integrante del Grupo Muralistas – LA OREJA AZUL. Miembros del Grupo: Daniel Pedrosa, Juan Oviedo y Ariel Alvarez. Fernando Rodriguez Vilela.

http://www.culturaback.com.ar/
El sitio web “CULTURA BAck” tiene como objetivo brindar un espacio que difunda las producciones de artistas de la Ciudad de Buenos Aires y del interior del país. Es decir, un espacio virtual para artistas reales. Y se propone, además, realizar exposiciones, mesas de lectura y música de estos artistas; usando la red como un pre-texto para luego propiciar el encuentro real de los artistas con su público. Artistas reales en literatura, plástica, fotografía y música.

Sergio San Miguel – Coordinador General CULTURABAck.
Fabián San Miguel – Gestión cultural CULTURABAck
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viernes, noviembre 12, 2010

María Laura Decésare: La letra muda...

Cuelgan las estrellas de la ventana
y un eco de mugidos invade el cuarto.
La vara con su gancho se refleja
en el espejo y él, sin dudar, marca a fuego
mi espalda con una letra muda.

* María Laura Decésare (Rufino, 1969). La letra muda (Ediciones del Dock, 2010) es su primer libro

jueves, noviembre 11, 2010

Alejandra Aguirre: esa leve letanía del alma...


Ventana empañada

Se disipa en mí,
se deja ser,
abandona sus oros,
inunda.

Me adhiero al vaho,
a la neblina de la ventana
que cae en mí, aquieta
y se fuga a través de una rendija.


Diluvio

Que los propios rasgos se diluyan,
perder el nombre, el claro, el uno mismo, el otro.

En uno mismo. Es uno mismo.

Virar de fondo,
rodeado de oscuridad, borrar la foto.

Hacer figuras en el espejo, formas.

Olvidar en la niebla.
perderse de vista. Por amor. Abandonarse.



Terreno abierto

Tomarme siempre como la medida de las cosas.
Apenas este capricho que absorbe,
pozo ciego o zona en construcción.

Con el impacto recurro al clamor
en la pendiente, pantano, alma
suspendida…………….a esa Luz,
a esa ráfaga que aparece en las paredes.

Hundirse, con cintura y manos
me hundo………………….hundida busco
y me devora, fango, insaciable.

Esa leve letanía del alma, sacudida
sacude y clava, entierro las ropas,
con el viento –vida y alma--,
a solas el sustento, a secas
desprendo la costra larvada
o lustrosa desde donde canto.

. Alejandra Aguirre (Buenos Aires, 1970). Los poemas que se transcriben están incluidos en su primer libro publicado Ventana lateral (Huesos de Jibia, 2010).

Consultá tu agenda...

Viernes 12 de noviembre, a las 20, presentación del libro Desplazamientos, de la poeta Paula Aramburu. Hablará: Claudia Masin. Coord.: Ana Lafferranderie y Florencia Walfisch. En Librería Fedro, Carlos Calvo 578 (San Telmo), Buenos Aires.
...
Lunes 15 de noviembre, a las 18.30: Presentación de la antología poética de Esteban Moore Veinte años no son nada (Alción Editora). Se referirán al autor y su obra Juan Maldonado, Horacio Spinetto y Horacio Verzi. Bodega del Café Tortoni, Avda. de Mayo 825.
...
Martes 16 de noviembre, a las 19: Presentación de Cartas al rey de la cabina (Fondo de Cultura Económica), de Luis María Pescetti, músico autor de obras para niños. Metropolitan 2, Avda. Corrientes 1343.
...
Viernes 19 de noviembre, a las 19: Culturaback. Muestra de narradores y poetas. Coord. Fabián San Miguel. Casa de la Lectura, Lavalleja 924.
...
Viernes 19, a las 19: Presentación del libro del poeta Yaki Setton, Nombres propios. Hablará: Gonzalo Aguilar. Centro Cultural Ricardo Rojas, Avda. Corrientes 2038.
...
Sábado 20, a las 17.30: Presentación del libro Aquí no vive nadie, de Luciana Mellado. La cita es en el Ceptur, Yrigoyen y Moreno, de la ciudad de Comodoro Rivadavia. Con prólogo del poeta Juan Carlos Moisés, el libro ha sido editado por el Suri Porfiado, con la colaboración del grupo "Peces del desierto". Los escritores Jorge Spíndola y Silvia Casini ofrecerán sus lecturas del libro.
...
Martes 23, a las 19.30. En la Libre, Bolívar 646, se presentarán los libros Ventana lateral, de la poeta Alejandra Aguirre, y Todos somos Frida, de Genoveva Arcante. Invita: Editorial Huesos de Jibia.
...
Miércoles 24 de noviembre, a las 19: La editorial El Fin de la Noche presentará el poemario Manhattan Song, de Luis Benítez, en el microcine del Centro Cultural Recoleta, Junín 1930.
Las poetas Susana Szwarc y Carla Sagulo hablarán sobre la obra.
...
Martes 30 de noviembre, a las 19.30: Presentación del libro La letra muda, de María Laura Decésare. Hablarán: Paula Jiménez y Osvaldo Bossi. Casa de la Lectura, Lavalleja 924.

Emily Dickinson: Por íntimas finuras...

Encontré un libro que les recomiendo: se trata de Emily Dickinson, íntimas finuras, con selección, prólogo y versiones de Ricardo H. Herrera (Traducciones del Dock). De allí extraigo estos poemas:

Sobrevivimos al amor, como a otras cosas

Sobrevivimos al amor, como a otras cosas
Y lo metemos dentro de un Cajón --
hasta que luce como moda Vieja --
Igual a los Atuendos Señoriales.

Para crear un prado

Para crear un prado
Se necesita un trébol y una abeja,
Un trébol y una abeja
Y fantasía.
Si la abeja es esquiva,
Bastará fantasía.

miércoles, noviembre 10, 2010

Pretextos: en Villa Mercedes, San Luis


Este sábado esz el cierre del ciclo PRETEXTOS, organizado por el Taller Literario de la FICES. En este 5º encuentro leen: Susana ARÉVALO y Lilian NORDIO de Córdoba; Malka VENTIVEGNA, de San Luis, y Franco GARGIULO, de Villa mercedes. A las 19,30, en Pescadores 280, Extensión Universitaria. Coordinación general, Patricio Torne.

Juan Rulfo*: El asunto de escribir es un asunto de trabajo...


"Desgraciadamente yo no tuve quien me contara cuentos; en nuestro pueblo la gente es cerrada, sí, completamente, uno es un extranjero ahí. Están ellos platicando; se sientan en sus equipales en las tardes a contarse historias y esas cosas; pero en cuanto uno llega, se quedan callados o empiezan a hablar del tiempo: "hoy parece que no va a llover, parece que por ahí vienen las nubes...". En fin, yo no tuve esa fortuna de oír a los mayores contar historias: por ello me vi obligado a inventarlas y creo yo que, precisamente, uno de los principios de la creación literaria es la invención, la imaginación. Somos mentirosos; todo escritor que crea es un mentiroso, la literatura es mentira; pero de esa mentira sale una recreación de la realidad: recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación.

Considero que hay tres pasos: el primero de ellos es crear el personaje, el segundo crear el ambiente donde ese personaje se va a mover y el tercero es cómo va a hablar ese personaje, cómo se va a expresar. Esos tres puntos de apoyo son todo lo que se requiere para contar una historia; ahora, yo le tengo temor a la hoja en blanco, y sobre todo al lápiz, porque yo escribo a mano; pero quiero decir, más o menos, cuáles son mis procedimientos en una forma muy personal. Cuando yo empiezo a escribir no creo en la inspiración, jamás he creído en la inspiración, el asunto de escribir es un asunto de trabajo; ponerse a escribir a ver qué sale y llenar páginas y páginas, para que de pronto aparezca una palabra que nos dé la clave de lo que hay que hacer, de lo que va a ser aquello. A veces resulta que escribo cinco, seis o diez páginas y no aparece el personaje que yo quería que apareciera, aquel personaje vivo que tiene que moverse por sí mismo. De pronto, aparece y surge, uno lo va siguiendo, uno va tras de él. En la medida en que el personaje adquiere vida, uno puede, entonces, ver hacia dónde va; siguiéndolo lo lleva a uno por caminos que uno desconoce pero que, estando vivo, lo conducen a uno a una realidad, o a una irrealidad, si se quiere. Al mismo tiempo, se logra crear lo que se puede decir, lo que, al final, parece que sucedió, o pudo haber sucedido, o pudo suceder pero nunca ha sucedido. Entonces, creo yo, que en esta cuestión de la creación es fundamental pensar en qué sabe uno, qué mentiras va a decir; pensar que si uno entra en la verdad, en la realidad de las cosas conocidas, en lo que uno ha visto o ha oído, está haciendo historia, reportaje.

A mí me han criticado mucho mis paisanos que cuento mentiras, que no hago historia, o que todo lo que platico o escribo, dicen, nunca ha sucedido y así es. Para mí lo primordial es la imaginación; dentro de esos tres puntos de apoyo de que hablábamos antes, está la imaginación circulando; la imaginación es infinita, no tiene límites, y hay que romper donde se cierra el círculo; hay una puerta, puede haber una puerta de escape y por esa puerta hay que desembocar, hay que irse. Así aparece otra cosa que se llama intuición: la intuición lo lleva a uno a pensar algo que no ha sucedido, pero que está sucediendo en la escritura. Concretando, se trabaja con: imaginación, intuición y una aparente verdad. Cuando esto se consigue, entonces se logra la historia que uno quiere dar a conocer: el trabajo es solitario, no se puede concebir el trabajo colectivo en la literatura, y esa soledad lo lleva a uno a convertirse en una especie de médium de cosas que uno mismo desconoce, pero que, sin saber, solamente el inconsciente o la intuición lo llevan a uno a crear y seguir creando.

Creo que eso es, en principio, la base de todo cuento, de toda historia que se quiere contar. Ahora, hay otro elemento, otra cosa muy importante también que es el querer contar algo sobre ciertos temas; sabemos perfectamente que no existen más que tres temas básicos: el amor, la vida y la muerte. No hay más, no hay más temas, así es que para captar su desarrollo normal, hay que saber cómo tratarlos, qué forma darles; no repetir lo que han dicho otros. Entonces, el tratamiento que se le da a un cuento nos lleva, aunque el tema se haya tratado infinitamente, a decir las cosas de otro modo; estamos contando lo mismo que han contado desde Virgilio hasta no sé quiénes más, los chinos o quién sea. Mas, hay que buscar el fundamento, la forma de tratar el tema, y creo que dentro de la creación literaria, la forma -la llaman la forma literaria- es la que rige, la que provoca que una historia tenga interés y llame la atención a los demás. Conforme se publica un cuento o un libro, ese libro está; el autor no vuelve a pensar en él. Antes, en cambio, si no está completamente terminado, aquello le da vueltas en la cabeza constantemente: el tema sigue rondando hasta que uno se da cuenta, por experiencia propia, de que no está concluido, de que hay algo que se ha quedado dentro; entonces hay que volver a iniciar la historia, hay que ver dónde está la falla, hay que ver cuál es el personaje que no se movió por sí mismo. En mi caso personal, tengo la característica de eliminarme de la historia, nunca cuento un cuento en que haya experiencias personales o en que haya algo autobiográfico o que no haya visto u oído, siempre tengo que imaginarlo o recrearlo, si acaso hay un punto de apoyo. Ese es el misterio, la creación literaria es misteriosa, pero el misterio lo da la intuición; la intuición misma es misteriosa, y uno llega a la conclusión de que si el personaje no funciona, y el autor tiene que ayudarle a sobrevivir, entonces falla inmediatamente. Estoy hablando de cosas elementales, ustedes deben perdonarme, pero mis experiencias han sido éstas, nunca he relatado nada que haya sucedido; mis bases son la intuición y, dentro de eso, ha surgido lo que es ajeno al autor, inmediatamente se mete en un callejón sin salida. Una de las cosas más difíciles que me ha costado hacer, precisamente, es la eliminación del autor, eliminarme a mi mismo. Yo dejo que aquellos personajes funcionen por sí y no con mi inclusión, porque, entonces entro en la divagación del ensayo, en la elucubración; llega uno a meter sus propias ideas, se siente filósofo, en fin, y uno trata de hacer creer hasta en la ideología que tiene uno, su manera de pensar sobre la vida, o sobre el mundo, sobre los seres humanos, cuál es el principio que movía a las acciones del hombre. Cuando sucede eso, se vuelve uno ensayista. Conocemos muchas novelas-ensayo, mucha obra literaria que es novela-ensayo, pero, por regla general, el género que se presta más a eso es el cuento. Para mí el cuento es un género realmente más importante que la novela, más difícil que la novela, porque hay que concentrarse en unas cuantas páginas para decir muchas cosas, hay que sintetizar, hay que frenarse; en eso el cuentista se parece un poco al poeta, al buen poeta. El poeta tiene que ir frenando al caballo y no desbocarse; si se desboca y escribe por escribir, le salen las palabras una tras otra y, entonces, simplemente fracasa. Lo esencial es precisamente contenerse, no desbocarse, no vaciarse; el cuento tiene esa particularidad; yo precisamente prefiero el cuento, sobretodo, a la novela, porque la novela se presta mucho a esas divagaciones.

La novela, dicen, es un género que abarca todo, es un saco donde cabe todo, caben cuentos, teatro o acción, ensayos filosóficos o no filosóficos, una serie de temas con los cuales se va a llenar aquel saco; en cambio, en el cuento tiene uno que reducirse, sintetizarse, y, en unas cuantas palabras, decir o contar una historia. Es muy difícil, es muy difícil que en tres, cuatro o diez páginas se pueda contar una historia que otros cuentan en doscientas páginas; ésa es, más o menos, la idea que yo tengo sobre la creación, sobre el principio de la creación literaria; claro que no es una exposición brillante la que les estoy haciendo, sino que les estoy hablando en forma muy elemental, porque, en realidad, yo soy muy elemental, porque yo les tengo mucho miedo a los intelectuales, por eso trato de evitarlos; cuando veo a un intelectual, le saco la vuelta, y considero que el escritor debe ser el menos intelectual de todos los pensadores, porque sus ideas y sus pensamientos son cosas muy personales que no tienen por qué influir en los demás; no debe tratar de influir en los demás ni hacer lo que él quiere que hagan los demás; cuando se llega a esa conclusión, cuando se llega a ese sitio, o llamémosle final, entonces siente uno que algo se ha logrado.

Como todos ustedes saben, no hay ningún escritor que escriba todo lo que piensa, es muy difícil trasladar el pensamiento a la escritura, creo que nadie lo hace, nadie lo ha hecho, sino que, simplemente, hay muchísimas cosas que al ser desarrolladas se pierden. Es doloroso, pero así es. Nunca se puede reflejar todo el pensamiento en una historia, quedan muchas cosas que uno quisiera haber dicho y jamás las puede uno desarrollar; ése es, más o menos, creo yo, el ciclo de la creación, al menos tal como yo la he practicado. Ahora, el resultado lo da el lector, no lo da el autor; el autor no sabe si aquello ha funcionado, sabe que no está perfectamente dicho, que no dijo lo que quería decir, que muchas cosas las dejó fuera; pero, al menos, algo de lo que él quiso expresar, queda ahí, y es el lector el que tiene que juzgar."

(De una charla del autor en la Escuela de Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México, 1980.)
Extractado del blog La Biblioteca de Marcelo Leites.

*Juan Rulfo (México, 1918-1986), autor de El llano en llamas (1953), Pedro Páramo (1955), Paloma herida (guión cinematográfico, 1963), El gallo de oro (1963). Premio Nacional de Literatura de México (1980), Príncipe de Asturias de la Letras (1983).