jueves, julio 03, 2008

Rilke*: Aprendiendo a ver

"(...) ¡Ah! Qué efecto que produce una pequeña luna! Días en que todo es claro a nuestro alrededor, claro apenas diseñado en el aire luminoso, y sin embargo distinto. Los objetos más cercanos tienen ya tonalidades lejanas, están remotos, exhibidos solamente de lejos, no entregados; y todo lo que está en relación con la lejanía --el río, los puentes, las largas calles y las plazas que se esfuman-- ha tomado esta lejanía detrás de sí, y está pintado sobre ella, como sobre un tejido de seda. No es posible decir lo que puede ser entonces un coche de un verde luminoso, sobre Pont-Neuf, o un cartel, sobre el muro medianero de un grupo de casas gris perla. Todo está simplificado, traído a algunos planos precisos y claros, como el rostro en un retrato de Manet. Y nada es insignificante y superfluo, los libreros de viejo del "quai" abren sus puertas, y el amarillo fresco o fatigado de los libros, el pardo violado de las encuadernaciones, el verde más intenso de un álbum, todo concuerda, cuenta, todo toma parte y concurre a una plenitud perfecta (...).**
* Rainer María Rilke (Praga, 1975-Val-Mont, Suiza, 1926).
**Fragmento de los Cuadernos de Malte (Laurids Brigge). Editorial Losada, S.A. Buenos Aires, 1941.

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